viernes, 4 de octubre de 2013

Que nadie quiere ser humilladx, que nadie quiere ser dominadx...

   Asco, rabia, impotencia... Me negaba a creerlo, no quería reconocerlo. Ahora no tengo dudas: ni olvido, ni perdón. La paciencia tiene un límite y ese límite está en mi coño y estoy hasta el mismísimo!

   Cómo recuperar lo que durante siglos nos ha sido robado, reprimido, vetado? Sí, es legítima la inversión de poder si es para equilibrar la balanza y si, esa balanza existe y nunca a estado en su punto de equilibrio y mucho menos lo está ahora. Vosotros estáis en lo alto de la cúspide, nunca estuvimos, estamos o estaremos a la misma altura. A tí te da miedo perder tu posición, tus privilegios. Claro, caer desde tanta altura da vértigo y para esto no ibas a echarle huevos, no vaya que acaben rotos. Y para esto perpetúas mi posición verborreando sobre cuidados “mutuos”, equidad, apoyo desde una perspectiva “feminista” (de feminista sólo tiene el uso de determinados conceptos) Y una mierda!! Sólo buscas meterme en vereda, ponerme collar, cadena, atarme en corto y por supuesto quemar mis alas. Eso si, en nombre del feminismo, amén.

   La penetrabilidad de mi cuerpo frente a la impenetrabilidad del tuyo (aquí también me parece legítimo el cambio!).





   (Déjame que te cuente un secreto: nunca podrás sentirte una mujer. Eso es algo que se te escapa... Jódete machirulo de mierda!)

No hay comentarios:

Publicar un comentario